La separación entre la cantante italiana Paola Turci y su exesposa, la activista Francesca Pascale, ya no es solo un tema de chismes de farándula: se convirtió en un espejo de las complejidades emocionales y legales que enfrentan las parejas del mismo sexo al terminar una relación, especialmente cuando hay vidas compartidas —como la de un perro— que nadie sabe bien cómo repartir. La revelación más impactante no llegó de un tabloide, sino de una entrevista sincera con la periodista Selvaggia Lucarelli, donde Pascale rompió el silencio impuesto por un acuerdo de confidencialidad. Lo que parecía un fin tranquilo de un matrimonio de cuatro años se reveló como una desintegración lenta, marcada por el abandono emocional y, finalmente, por una batalla por un perro: Lupo, un mestizo de apariencia loba que ambas adoptaron juntas en 2021.
El silencio que rompió todo
Francesca Pascale no buscaba la gloria ni el escándalo. Lo que quería era explicar por qué, después de meses de intentar hablar con Paola Turci sobre la salud de Lupo, se vio obligada a actuar sola. "No era un asunto de posesión. Era un asunto de vida", dijo en la entrevista, publicada el 12 de abril. Lupo, que sufre de displasia de cadera y necesita tratamientos mensuales con antiinflamatorios y fisioterapia, comenzó a mostrar signos de dolor agudo en diciembre. Pascale, que lo cuidaba diariamente, intentó contactar a Turci por mensaje, por llamada, incluso por correo certificado. Nada. "Me sentí como si el perro no existiera para ella". Sin autorización, decidió llevarlo al veterinario, pagando más de 1.800 euros en tratamientos. "Si hubiera sido un hijo, habría sido una orden judicial. Pero es un perro. Y en Italia, los perros son propiedad, no hijos".
El acuerdo de silencio y su fragilidad
Antes de separarse, ambas firmaron un acuerdo de confidencialidad que prohibía cualquier declaración pública sobre su relación. Era un gesto común entre parejas que no querían exposición mediática. Pero, como Pascale señaló, los acuerdos no pueden regular emociones ni necesidades biológicas. "El acuerdo no decía que no podía salvarle la vida a un animal que amaba". El documento, que ambas partes consideraban vinculante, se volvió una prisión para ella. Turci, por su parte, no ha emitido ningún comentario oficial desde la ruptura, en noviembre de 2023. Sus últimos mensajes en redes sociales datan de octubre de ese año, cuando publicó una foto de Lupo con el texto: "Mi corazón tiene cuatro patas". Nadie sabe si lo borró por dolor, por ira, o por cálculo.
Una batalla que trasciende el perro
La historia de Lupo no es única. En los últimos cinco años, al menos 17 casos de disputas por mascotas entre parejas del mismo sexo han llegado a tribunales italianos, según datos del Colegio de Abogados de Milán. La mayoría terminan en acuerdos de custodia compartida, pero solo si ambas partes quieren cooperar. En este caso, la falta de comunicación fue total. "No es un problema de perros. Es un problema de humanos que ya no saben cómo decir adiós", comentó la psicóloga familiar Dr. Elena Ricci, especialista en relaciones LGBTQ+. "Cuando una pareja se separa y deja de hablar, no solo se rompe el vínculo afectivo. Se rompe el sistema de cuidado que construyeron juntos". En el caso de Turci y Pascale, ese sistema incluía no solo a Lupo, sino también su casa en Toscana, sus cuentas bancarias conjuntas y hasta su rutina de meditación matutina. Todo se desmoronó en silencio.
¿Qué pasa con los animales en las separaciones?
Italia no tiene una ley específica sobre la custodia de mascotas en divorcios, a diferencia de países como Francia o España, donde los tribunales consideran el bienestar animal como factor prioritario. Aquí, los perros siguen siendo considerados "bienes muebles". Pero la opinión pública está cambiando. Una encuesta del Instituto de Estudios Sociales de Bolonia, realizada en marzo, mostró que el 78% de los italianos cree que los animales de compañía deberían tener derechos similares a los de los hijos en separaciones. La historia de Lupo se volvió viral en TikTok, con más de 3,2 millones de vistas en una semana. El hashtag #LupoMeritaUnaVidaMejor acumuló 140.000 menciones. Algunos usuarios crearon una petición para que el Parlamento italiano cree una "Ley de Custodia Animal". Ya tiene más de 87.000 firmas.
Lo que viene: ¿un tribunal o una reconciliación?
Según fuentes cercanas a Pascale, su abogado está evaluando presentar una demanda por "negligencia emocional y abandono de cuidado" contra Turci, un argumento inédito en la jurisprudencia italiana. Pero no todos creen que vaya a juicio. "Paola Turci es una persona que evita el conflicto. Tal vez, si alguien le habla con calma, todavía puede volver", dijo un amigo íntimo de la cantante, que pidió anonimato. Por ahora, Lupo vive con Pascale en su casa en Siena, bajo tratamiento continuo. Turci, según testigos, sigue viajando por Italia, sin mencionar al perro. Ni una foto. Ni un mensaje. Solo silencio. Y en ese silencio, miles de personas ven una historia que va mucho más allá de dos mujeres que dejaron de amarse: ven cómo el amor, cuando se rompe, deja huellas que ni los acuerdos legales pueden borrar.
Frequently Asked Questions
¿Por qué es tan controvertida la custodia de Lupo?
Lupo no es un simple perro: fue adoptado por ambas mujeres como parte de su vida compartida, y su salud requiere tratamientos costosos y constantes. La polémica surge porque Francesca Pascale tuvo que actuar sin consentimiento de Paola Turci, quien no respondió a sus intentos de comunicación. Esto pone en evidencia la falta de marcos legales en Italia para decidir el bienestar de mascotas en separaciones, convirtiendo a Lupo en símbolo de una lucha más amplia por los derechos de los animales.
¿Qué dice la ley italiana sobre la custodia de mascotas?
Italia no tiene leyes específicas sobre custodia de mascotas. Legalmente, los animales son considerados "bienes muebles", lo que significa que en una separación, se los asigna como si fueran un mueble o un coche. Sin embargo, los jueces cada vez más toman en cuenta el vínculo afectivo y el cuidado diario. Aunque no hay precedentes de "custodia compartida" formal, sí hay casos en que se otorga la tenencia a quien demostró mayor responsabilidad, como en el caso de Lupo.
¿Por qué Paola Turci no ha hablado?
Turci ha mantenido un silencio absoluto desde su separación, lo cual es consistente con su personalidad privada. En el pasado, evitó declaraciones públicas sobre su vida personal, incluso tras su diagnóstico de cáncer en 2019. Algunos creen que el acuerdo de confidencialidad la obliga a no hablar, mientras que otros sugieren que su silencio es una forma de evitar el conflicto. Su ausencia de comentarios ha alimentado más especulaciones que cualquier declaración.
¿Hay movimientos legales en curso?
Sí. El abogado de Francesca Pascale está analizando presentar una demanda por negligencia emocional y abandono de cuidado, un argumento novedoso en la jurisprudencia italiana. Además, una petición ciudadana para crear una "Ley de Custodia Animal" ya reúne más de 87.000 firmas. Aunque no tiene fuerza legal aún, está presionando a políticos de varios partidos para que introduzcan una propuesta de ley en el Parlamento antes de fin de año.
¿Cómo ha reaccionado el público?
La reacción ha sido masiva y emocional. En redes sociales, la historia de Lupo ha generado más de 3 millones de visualizaciones en TikTok y ha inspirado memes, arte y hasta canciones. Muchos ven en esta historia un reflejo de cómo las parejas LGBTQ+ son obligadas a lidiar con sistemas legales diseñados para familias tradicionales. El apoyo a Pascale es abrumador, mientras que Turci enfrenta críticas por su silencio, aunque también hay quienes piden compasión, recordando su historia de lucha contra el cáncer y su vida pública intensa.
¿Qué pasará con Lupo a largo plazo?
Por ahora, Lupo vive con Pascale en Siena, bajo tratamiento veterinario continuo. Si no se llega a un acuerdo, el próximo paso podría ser una mediación obligatoria, como la que propone el Colegio de Abogados de Florencia. Si eso falla, un juez podría decidir quién tiene la tenencia, basándose en quién ha sido el cuidador principal. Pero muchos esperan que, al menos, ambas puedan visitar al perro. Porque, en el fondo, nadie quiere que Lupo pierda a una de sus dos madres.