Ñublense amarga a Huachipato en los minutos finales
El fútbol no perdona los errores, especialmente en los últimos minutos. Ñublense fue a Talcahuano sabiendo que cada punto vale oro, y Huachipato, con la moral por el piso, parecía un blanco ideal para retomar el rumbo. El partido, disputado en el Estadio CAP ante hinchas que no ocultaron su frustración, arrancó trabado, con ambos equipos midiendo el terreno y acumulando imprecisiones más que ocasiones claras.
Huachipato intentó imponer condiciones, pero su falta de efectividad volvió a pasar factura. Atacaron por las bandas en el primer tiempo, buscando sorprender a un Ñublense que defendió con orden y apostó por el contragolpe. Los locales generaron algunas oportunidades, pero cada remate resaltó la ansiedad de un equipo que viene de dos derrotas seguidas y no logra afinar la puntería.
En el complemento, el partido cayó en una dinámica previsible: los acereros volcados arriba, perdiendo claridad en los últimos metros, y Ñublense expectante, esperando su momento. Los cambios terminaron siendo clave: mientras Huachipato recurrió a J. Gutiérrez y P. Sánchez en busca de aire fresco, los visitantes apostaron por O. Ortega y C. Villanueva para reforzar el mediocampo y generar desequilibrio.
Gol agónico, presión al máximo
Cuando parecía que repartían puntos, llegó el golpe: en el minuto 90, R. González cazó una pelota suelta y no falló. El grito de gol fue desahogo puro para el equipo de Chillán y un balde de agua fría para el estadio. Con ese tanto, Ñublense se adueñó de los tres puntos y puso en jaque a un Huachipato que evidenció, otra vez, su fragilidad defensiva y la falta de ideas en ataque.
Las estadísticas del partido reflejan bien el momento acerero: cometieron más faltas de las habituales, perdieron balones en salida y estuvieron lejos de asustar al arquero rival. El técnico, visiblemente nervioso, no encontró respuestas desde el banco. El público local, que venía a exigir reacción, salió masticando rabia. Ninguno de los cambios surtió efecto y la presión crece en el entorno de Huachipato, que sigue en el noveno puesto, pero acechado por otros equipos que pisan fuerte.
Para Ñublense, la victoria significa mucho más que tres puntos. Les permite mirar con optimismo lo que queda del torneo y empezar a soñar con dejar el fondo. Lo de Huachipato, en cambio, es una alarma encendida: si no ajustan rápido, la sequía de triunfos puede volverse una condena.