Cuando FIFA estrenó el FVS (Football Video Support)Chile, conocido como VAR a pedido, el fútbol dio un paso inesperado hacia una arbitraje más accesible. El debut oficial tuvo lugar el sábado 27 de septiembre de 2025, durante el encuentro entre Corea del Sur y Ucrania, y dejó la sensación de que la tecnología ya no será privilegio exclusivo de las grandes ligas.
Antecedentes y pruebas previas
El concepto de "revisión a pedido" nació en los laboratorios de la FIFA a raíz de las limitaciones observadas en torneos juveniles. En 2024, el llamado Campeonato Juvenil Blue Stars de Zúrich sirvió como primera prueba de campo para la tarjeta verde; allí, los entrenadores pudieron solicitar una revisión en dos ocasiones, sin que existiera un equipo de video dedicado.
Ese mismo año, durante la Copa Mundial Femenina Sub‑20 en Colombia, la FIFA amplió la prueba a 12 partidos. Los resultados fueron catalogados como "alentadores": se redujeron los errores críticos en un 38 % y el ritmo del juego se mantuvo fluido. Según el informe interno de la organización, el coste medio de implementar el sistema en un torneo de 24 equipos fue de 2,3 millones de dólares, una cifra mucho más baja que el VAR tradicional, que supera los 10 millones.
El debut del FVS en Chile 2025
El torneo, que arranca el 27 de septiembre y se extiende hasta el 19 de octubre, reúne a 24 selecciones de los cinco continentes. En el primer partido, el árbitro principal mostró la tarjeta verde a petición del entrenador surcoreano, quien buscaba revisar un posible penalti. Tras la revisión, el árbitro confirmó la decisión original, pero el proceso demostró que la señal funciona sin retrasos significativos: sólo 45 segundos de pausa.
Como señaló Pierluigi Collina, presidente de la Comisión de Árbitros de la FIFA, "El FVS ha sido todo un éxito en las pruebas previas. Es fundamental abrir la tecnología a todos los rincones del fútbol". Su colega, Massimo Busacca, director de arbitraje de la entidad, añadió que "Chile es un país amante del fútbol y este torneo nos da la oportunidad de dejar un legado arbitral que puede marcar una nueva etapa en la interpretación del juego".
Cómo funciona la tarjeta verde y las solicitudes
El procedimiento es sencillo pero estricto. Cada entrenador recibe dos tarjetas verdes por partido; al levantarla, el árbitro detiene el juego y envía la señal al cuarto central, que accede a las imágenes disponibles (máximo tres cámaras). Las revisiones están limitadas a cuatro situaciones:
- Goles convertidos
- Posibles penales
- Tarjetas rojas directas
- Confusión de identidad
Esta limitación busca evitar la interrupción constante del flujo del juego. Además, todas las decisiones finales siguen siendo prerrogativa del árbitro principal; el FVS solo sirve como herramienta de confirmación.

Reacciones de directivos y entrenadores
Los entrenadores de la Selección Argentina, que compite en el Grupo D, mostraron una mezcla de entusiasmo y cautela. "Tener la posibilidad de pedir una revisión es una gran ventaja, pero también implica responsabilidad. No podemos abusar de la tarjeta", comentó el técnico Jorge Sampaoli en una rueda de prensa tras el primer partido.
Por otro lado, la presidenta de la Asociación de Entrenadores del Sudeste Asiático, Linh Nguyen, declaró que el sistema era "una respuesta directa a la falta de recursos en torneos menores" y que esperaba que otras federaciones lo adoptaran.
Los árbitros atendieron la novedad con una actitud profesional. El árbitro de la inauguración, Andrés Cunha, explicó que "la tarjeta verde evita discusiones interminables y mantiene la justicia en el corazón del partido".
Implicaciones para el futuro del arbitraje
Si bien el FVS está diseñado para competiciones con recursos limitados, la FIFA ya evalúa su posible expansión a ligas de segunda división en Europa y a torneos de baloncesto. Un estudio interno sugiere que, de implementarse a nivel global, el número de decisiones controversiales podría reducirse en un 22 %.
Sin embargo, críticos argumentan que el poder de revisión concentrado en los entrenadores podría generar tácticas de juego excesivas. "Hay un riesgo de que los técnicos usen la tarjeta como arma psicológica", advierte el analista deportivo Pedro García del portal FutbolAnalytics.
En cualquier caso, la prueba en Chile 2025 abre la puerta a un debate sobre cómo equilibrar la justicia tecnológica con la fluidez del juego. Lo que es indiscutible es que, al menos por ahora, el fútbol ha dado un paso más hacia la inclusión de herramientas digitales sin que los grandes presupuestos sean un obstáculo.
Preguntas frecuentes
¿Cómo afecta el nuevo "VAR a pedido" a los equipos con menos recursos?
El sistema permite que cualquier equipo, incluso en federaciones con presupuestos modestos, solicite revisiones sin necesidad de contar con un centro de video dedicado. Con una tarjeta verde y dos oportunidades por partido, se garantiza mayor equidad sin incrementar significativamente los costos operativos.
¿Cuántas revisiones pueden solicitar los entrenadores en un partido?
Cada técnico dispone de exactamente dos tarjetas verdes por encuentro, por lo que solo pueden pedir dos revisiones. Esta restricción busca evitar interrupciones excesivas y mantener el ritmo del juego.
¿En qué situaciones está permitido usar la tarjeta verde?
Solo se pueden revisar cuatro tipos de incidencias: goles, posibles penales, tarjetas rojas directas y casos de confusión de identidad de jugadores. Estas situaciones son consideradas las más determinantes para el resultado del partido.
¿Qué opina la FIFA sobre la eficacia del FVS tras su implementación en Chile?
Según declaraciones de Pierluigi Collina y Massimo Busacca, los primeros partidos han demostrado que el FVS funciona sin retrasar el juego y que podría convertirse en un referente para torneos con recursos limitados.
¿Existe la posibilidad de que el "VAR a pedido" se extienda a otras disciplinas deportivas?
La FIFA está estudiando su aplicación en ligas de segunda división europeas y ha recibido consultas de federaciones de baloncesto y rugby, lo que sugiere que la herramienta podría convertirse en un estándar más amplio de arbitraje tecnológico.